Por Darío Cortés.
Hasta el 3 de
febrero, La Virreina Centre de la Imatge, en Barcelona, presenta la exposición
(con entrada gratuita): “Réquiem por la norma”. Es la primera muestra monográfica internacional dedicada a la artista chileno-alemana Lorenza BÖttner, que buscó en el arte una forma de construirse un cuerpo
político y vital y de reivindicar su derecho a existir libremente frente a la
opresión y a la institucionalización a la que se somete a los cuerpos
transgénero y con diversidad funcional. La exposición comienza en la ciudad de
Barcelona y llegará a más ciudades.
Una imperdible exposición se presenta en la Rambla de Barcelona,
la muestra es imperdible por donde se la mire, pero tiene tres espacios claves
en el recorrido propuesto: por un lado el génesis de la artistas cuando era un niño
atormentado por sus diagnósticos médicos que lo “incapacitan” a realizar
actividades. En segundo lugar la etapa de exploración en el centro Böttner de Alemania y por último el
sector que comienza por las fotos que realizó para Tom Mapplethorpe en New York
y que continúa con la máxima explosión artística de la realizadora incluido un
mural autorretrato realizado con sus pies. La muestra está llena de vida y de
protesta ya desde la entrada a través de los textos que acompañan cada salón
con frases como : “¿En qué marco de representación puede un cuerpo hacerse
visible como humano? ¿Quién tiene el derecho a representar? ¿Quién es representado?
¿Puede una imagen conceder o denegar agencia política a un cuerpo? ¿Cómo puede
un cuerpo construir una imagen para convertirse en sujeto político? ¿Hay alguna
diferencia estética entre una imagen hecha con la mano y una hecha con el pie,
o bien esa diferencia traduce una posición de poder?" Muchas de estas preguntas
son o bien respondidas en el impacto emocional que produce ver sus trabajos o
bien crean nuevas preguntas acerca de la mayor de todas: “¿Qué es lo normal?”.
Para disfrutar profundamente esta exposición es necesario conocer algo de la
historia de vida de Lorenza.
La trayectoria de Lorenza Böttner (Punta Arenas, Chile, 1959
– Múnich, Alemania, 1994) representa una de las críticas más agudas a los
procesos de discapacitación, desexualización, internación e invisibilización a
los que son sometidos los cuerpos con diversidad funcional y los cuerpos
transgénero. Mediante la fotografía, la pintura y la performance (también definida
por la artista como “danza pintura”), la obra de esta artista que pintaba con
los pies y la boca constituye un himno a la disidencia corporal y de género.
Nacida como Ernst Lorenz Böttner en el seno de una familia
alemana en 1959 en Chile, sufrió un accidente a los ocho años donde perdió
ambos brazos. Rechazó usar prótesis, pero desarrolló un gran interés por el
ballet clásico, el jazz y el tap. Educado en Alemania, Lorenz fue
institucionalizado junto a los llamados ‘niños del Contergan’ -nacidos con
deformaciones en sus miembros a causa de los efectos secundarios de este
somnífero en el feto- y tratado como ‘discapacitado’. Frente al diagnóstico
médico y a las expectativas sociales, Lorenz decidió estudiar en la Escuela
Superior de Arte de Kassel, y comenzó a pintar y a hacer performances públicas
encarnando una identidad femenina bajo el nombre de Lorenza Böttner. En los
años ochenta participó activamente en la Disabled Artists Network con Sandra
Aronson y defendió la existencia de una genealogía de artistas sin manos que trabajaban
con la boca y los pies.
Lorenza Böttner transformó la práctica de la pintura en el arte
de la performance, haciendo de las calles un escenario para la politización de la
diferencia corporal. Sin embargo, su trabajo subvierte esta tradición de
pintura pública hecha con los pies y la boca, tanto a través de los temas
representados (autorretratos, como el de una trans sin brazos amamantando a un bebé, escenas de
brutalidad policial, etc.) como mediante el empleo de un lenguaje más conceptual,
informado por el performance contemporáneo. Así, por ejemplo, en su intervención "Venus de Milo" (interpretado por primera vez en Kassel, luego llevado a Nueva
York y San Francisco), el cuerpo transgénero disidente se convierte en una
escultura política viva, en un manifiesto escultórico sin brazos. Superando
tanto la posición narcisista masculina de la dripping painting como la
tradición feminista del performance público, Lorenza pintaba mientras bailaba
sobre un pedazo de papel o en un lienzo puesto en la calle, reclamando el
derecho de existir y de crear en un cuerpo transgénero sin brazos.
“Ignorada hasta ahora por la historiografía dominante del
arte, su obra aparece hoy como una contribución indispensable a la crítica de
la normalización del cuerpo y del género a finales del siglo XX”, escribe en su
ensayo Paul B. Preciado, curador de la muestra, en la que se reúnen más de cien
obras. “Ejercicios de resistencia a la mirada médica y exotizante que reduce el
cuerpo con diversidad funcional o trans al estatus de espécimen y de objeto,
sus trabajos se caracterizan por el uso de la autoficción, la imitación
disidente de los estilos visuales de la historia del arte, la experimentación
corporal y la crítica de la distancia disciplinaria entre los géneros —entre
pintura y danza, entre performance y fotografía, pero también entre masculino y
femenino, entre objeto y sujeto, entre activo y pasivo, entre válido e
inválido”.
El escritor chileno Pedro Lemebel dijo que la performance de Lorenza acerca de Venus de Milo: "su trabajo amortigua el hachazo de los hombros y traviste la evidencia mutilada en cirugía helénica. Lo interesante es la destrucción de la escultura como ortopedia social normalizante" según comenta Preciado en su ensayo.
La exposición, una coproducción con el Württembergischer
Kunstverein Stuttgart, arranca en La Virreina Centre de la Imatge por la
importancia que Barcelona tuvo en la vida de la artista. Lorenza Böttner se
mudó a la ciudad en los años ochenta, donde estableció vínculos con muchos de
los artistas locales y se convirtió en Petra, la mascota de los Juegos
Paralímpicos diseñada por Mariscal. Después de haber viajado intensamente por
Europa y América dibujando y haciendo performances, Lorenza murió en 1994, con
33 años, por complicaciones relacionadas con el Sida.
Tras una primera pequeña muestra de su trabajo en la
Documenta 14 de Kassel, esta exposición es la más completa realizada hasta
ahora sobre la obra de Lorenza Böttner, un manifiesto irreverente, revolucionario, disidente y vitalista por los derechos de las personas transgénero y con
diversidad funcional, así como un viaje a la obra singular de una
artista única del siglo XX.
LORENZA BÖTTNER: “RÉQUIEM POR LA NORMA”
Hasta el 03/02/2019
Centro de la Imatge
La Rambla, 99, Barcelona.
Horario: de martes a domingos de 11 a 20hs
Entrada gratuita.
Hasta el 03/02/2019
Centro de la Imatge
La Rambla, 99, Barcelona.
Horario: de martes a domingos de 11 a 20hs
Entrada gratuita.
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