por Darío Cortés.
El 11 de enero se estrenó en los cines de Argentina la nueva película de Disney Pixar. A través del viaje de Miguel, nos adentramos en el país de los muertos con el objetivo de que la memoria se haga presente y para que no sean olvidados aquellos que se fueron.
“Pueden que los
muertos nos traicionen al abandonarnos,
pero nosotros los traicionamos para vivir”.
Andrés Barba República luminosa
pero nosotros los traicionamos para vivir”.
Andrés Barba República luminosa
Si bien puede ser cierta aquella hipótesis de que los muertos
suelen regresar a los sitios que amaron, a perseguir a sus victimarios o a
saldar cuentas pendientes con los que los sobreviven, la propuesta de Disney
Pixar hace su propia variación y a través de la historia se comprende que los
vivos también necesitan respuestas. En Coco
son los vivos los que, como Orfeo, viajan
a buscar a sus seres amados al país de los muertos para responder a esos
interrogantes que en el plano de la vida quedaron en suspenso.
Miguel es un pre-
adolescente de 12 años que se gana unas monedas lustrando zapatos en la plaza
de Santa Elena, una comunidad en el interior del México más profundo. Su mayor sueño es ser músico. Ya el punto de
partida es interesante. Así como Charles Baudelaire retrató en Los ojos de los pobres un mundo
maravilloso al que los más humildes no pueden acceder, así se le aparece el
mundo de la música a Miguel. Pareciera que no puede soñar lo que sueña y no
tiene derecho a desear ser músico o brillar como el próximo mariachi de su
generación. Miguel se rebela ante el
hecho de ser un niño lustrabotas o con suerte en un futuro cercano ser un
empleado más de la fábrica de calzado en la que trabaja toda su familia.
La extraordinaria
película Coco tiene la particularidad
de ser profunda y calar hondo en los misterios de la vida y de la muerte y
también brinda la posibilidad de recibir otras lecturas. Está perfectamente
pensada para niños, jóvenes y adultos porque la muerte toca de cerca a
todos. Y en definitiva hablar de la muerte es hablar de la vida.
Para analizar el
contexto mexicano retratado al detalle en la película es importante destacar el
gran trabajo de observación de animadores, guionistas, director y staff
creativo por captar los tópicos mexicanos, aunque a veces se excedan en clisés.
Es decir, la idiosincrasia mexicana que se captura en la película es tan así y
no es tan así. Lo que si es cierto es que posiblemente cada 2 de noviembre
suceda en México un fenómeno que no ocurre en ninguna parte del mundo y que tan
bien supo describir Octavio Paz en Los
laberintos de la soledad.
La película muestra
un pueblo con todos los elementos de tradición mexicana en su esplendor. Feria
de comidas en la plaza, puestos varios, luces de colores, adornos coloridos, mariachis
tocando para quien quiera oír y sumarse a cantar, tacos en cada esquina,
artesanías únicas y bellas hecha animación: casi una puesta en escena para el
turista - espectador.
Miguel lustra las
botas de un mariachi que lo anima a seguir su sueño. Se resiste a pelear por aquello que quiere y no rendirse ante lo que la familia tiene pensado para su destino. Más allá de la clase
social a la que pertenece, la música está prohibida por un taboo familiar del
pasado. Algo que desconoce y que solo los muertos pueden responderle. Miguel decide entonces indagar en la historia de
su bisabuela Coco: lo poco que sabe es
que su tatarabuelo abandonó la casa para seguir una vida bohemia al compás de
la música. Desde ese día su tatarabuela (la madre de Coco) no quiso saber nada
con la música en su casa y eliminó todo objeto que le traiga un recuerdo
musical. Apenas hay una foto de los 4 años de Coco cuando su tatarabuelo las
dejó para irse de gira, la foto está recortada y al músico le falta la cara.
Demasiados interrogantes para Miguel. Se pasa las tardes mirando videos del
galán del siglo de oro del cine mexicano Ernesto De la cruz (“¿será ese mi tatarabuelo?”
Se pregunta). Cuando su abuela Elena descubre este escondite lo hace trizas y
le pide que abandone esas ideas y se disponga a armar el altar del día de
muertos. En el altar hay fotografías de todos sus tíos, abuelos, primos y demás
familiares que murieron, menos el de su tatarabuelo. En la ofrenda hay pan de
muerto, flores de cempasúchil, adornos, bebidas y demás objetos preciados por
los muertos “para que cuando vengan al país de los vivos no les falten las
cosas que más apreciaban”. Miguel decide romper las reglas y visitar la tumba
del famoso De la Cruz y recuperar su histórica guitarra para seguir tocando porque
la musica le da sentido a su vida. A través de su deseo por buscar en los
rastros de sus antepasados, se abre una puerta en la otra dimensión y Miguel
puede visitar el país de los muertos con la ayuda de su perro xoloitzcuintle (la
raza ancestral de perros mayas sin pelos, mirada dulce y lengua inquieta que se
conservó gracias a criaderos especiales. Según cuenta la leyenda acompañaban a
los vivos en el puente hacia la muerte) son los que velan por el alma de sus
dueños y eran los favoritos de Diego Rivera, Frida Kahlo y muchos mexicanos.
Una vez en el país de los muertos Miguel se cruza a la mismísima y eterna Frida
que diseña el arte del gran espectáculo de De la Cruz. Allí se
encuentra con un huesudo amigo que era músico del famoso. Se ofrece a ayudarlo.
El mundo de los
muertos – así como bien lo retratara Tim Burton en El cadáver de la novia – parece ser más “vivo” que el de los vivos:
es más intenso y esplendoroso, hay diversión sin fin y la ilusión de visitar el
país de los vivos una vez al año es lo que le da sentido a ese universo. Los
coloridos y pinchudos animales voladores fluo son las conocidas criaturas
fantásticas mexicanas llamados alebrijes (figuras que un artista en Oaxaca
veía entre sueños, los materializo y así creó un estilo de artesanía único)
funcionan como dragones protectores del mundo de los muertos. También allí las
diferencias de clases sociales no están ajenas, como en todo México hay lugares
para muertos más pobres y muertos más ricos. Así es como Miguel va atravesando
diversas aventuras hasta encontrarse cara a calavera con su tatarabuelo.
Lo criticable de
la película es el doble discurso que vende con la recurrente frase: “vive tu momento” algo así como un mensaje
exitista hijo de la meritocracia. Parecería ser que no importa cómo pero lo que
tienen sentido es la fama y una vez más confundir a los más jóvenes en eso de
que todo lo hace la suerte y no hay que formarse artísticamente, por mas que Miguel por momentos luche contra esta idea. De todas
maneras la película deja una sensación muy agradable. Es uno de los mejores
filmes de animación de los últimos años y uno de los más logrados de Disney
Pixar.
La banda sonora
es variada y participan desde Carlos Rivera hasta Marco Antonio Solís. El doblaje de voces va desde Gael García Bernal a Karol Sevilla para recorrer grandes éxitos de
la música ranchera mexicana y algunos boleros mariachi.
Hay una idea esencial
que sobrevuela en la película, si bien no deja de ser un film de
animación. El espíritu mexicano está presente en ella, para entender México hay
que haber estado allí. Pasar un 2 de noviembre de panteón en panteón es una
experiencia única como lo es ver esta imperdible película. Allí en el México
real y en el de la película se mezcla la alegría y el dolor, los ricos y los
pobres (o no se mezclan más bien pero están), lo colorido y lo desteñido, la
música y el silencio, lo triste y lo feliz. La película – al menos a algunos –
nos hace pensar en qué es lo que pasa con los derechos de aquellos niños que no
nacen en los mejores contextos y que aun así – en México y en cualquier parte - tienen derecho a
realizar sus sueños. Para los adultos
puede suponer una interesante reflexión sobre cómo se construye la historia, la
memoria histórica, los líderes y las estrellas con pies de barro. Y sobre la
necesidad de dialogar con los muertos como única posibilidad de supervivencia y
para construir las visiones redentoras de la Historia y de esa memoria que
constituye una herramienta contra el poder y los discursos hegemónicos (como
escribió alguna vez Milan Kundera: "La lucha contra el poder es la lucha de la
memoria contra el olvido").
La película es un canto a la vida, a una vida
llena de contrastes y dificultades pero maravillosa. Por eso como se dice por
aquellas tierras: ¡Viva México! ¡Y viva la vida y la
muerte llena de colores!
Créditos:
Película: Coco (2017)
Producida por Disney Pixar
Estreno en Argentina 11 de Enero 2018
Director: Lee Unkrich
co-director: Adrián Molina
Créditos:
Película: Coco (2017)
Producida por Disney Pixar
Estreno en Argentina 11 de Enero 2018
Director: Lee Unkrich
co-director: Adrián Molina
La Memoria como camino de la vida, tan necesaria en latinoamerica..Recordarnos para no perdernos.
ResponderEliminarHermosa y reconciliadora historia, que moviliza nuestro pasado tan presente. ¡¡Viva Mejico Cabrones!! Y vivan Ustedes dos tambien! Exitos.
gracias por tus palabras y por estar ahí leyéndonos, brillante Estrella :)
EliminarBienvenido espacio, y ya tengo ganitas de ver esa peli, abrazo para los dos!!!
ResponderEliminarmuchas gracias por tu apoyo, Claudia querida !
EliminarBienvenido espacio, y ya tengo ganitas de ver esa peli, abrazo para los dos!!!
ResponderEliminarMuy linda critica, excelente blog felicitaciones!!!
ResponderEliminargracias Berny querido!
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