Por Darío Cortés
El grupo Teatro Ciego Argentino presenta por estos días de
JULIO Y AGOSTO y con una ya larga trayectoria, en el espacio KONEX, dos propuestas: “La isla desierta” adaptación de la
obra de teatro de Roberto Arlt y para
los más chicos en vacaciones de invierno: “Quiroga y la selva iluminada”.
Desde la mitología griega se sabe que los sabios más justos
eran ciegos. Tiresias fue el adivino ciego de la ciudad de Tebas y uno de los
más célebres. Aparece en los fragmentos relacionados a esta ciudad desde la
época de Cadmo hasta la expedición de los Epígonos: fue el consejero para
entregar el trono de la ciudad al vencedor de la Esfinge y, más tarde, sus
revelaciones conducirán a Edipo a descubrir el misterio que rodeaba su
nacimiento y sus involuntarios crímenes. A su vez Edipo por no soportar “haber
visto” la verdad es que se quita los ojos y se auto exilia en el desierto, porque
sus ojos no soportaron el exceso de verdad. Entonces el también se transforma en
un ciego sabio.
Además este adivino, se presenta en el Canto XI de la Odisea
de Homero: el héroe Odiseo, con el fin de averiguar las circunstancias en que
se desarrollará su regreso a Ítaca, viaja al Hades para consultar a emblemático ciego.
Tiresias era ciego desde joven. Según las versiones, su
ceguera fue causada por la diosa Atenea (que lo castigó por haberla sorprendido
mientras se bañaba) o por la diosa Hera (tras mediar en una disputa sobre el
placer que tenía con Zeus), aunque en ambos casos le fue concedido en
compensación el don de ver el futuro. En la última versión, narrada por el
autor latino Ovidio en su obra Las Metamorfosis, Tiresias sorprendió a dos
serpientes apareándose, las separó matando con su bastón a la hembra y, a raíz
de esto, se convirtió en mujer. Siete años más tarde, Tiresias volvió a ver a
las mismas serpientes en las mismas circunstancias, volvió a golpearlas con su
bastón para separarlas matando a la serpiente macho, y al hacerlo se convirtió
nuevamente en varón. Esta experiencia única hizo que Zeus y Hera recurrieran a
él como árbitro en una discusión sobre quién experimentaba más placer, si los
hombres o las mujeres. Cuando Tiresias afirmó que el hombre experimenta una
décima parte del placer que la mujer, Hera, indignada por haber él revelado su
secreto, lo castigó dejándolo ciego. Zeus, sin embargo, le otorgó el don de la
profecía y una larga vida.
Estos celebres personajes ciegos de la mitología griega, de alguna forma por mas que no estén mencionados directamente otorgan
un plus al espectáculo “La isla desierta” (dirigido por José Menchaca) y en primer lugar aportan imaginación, sabiduría y creatividad. No ver proporciona
beneficios sensoriales e imaginativos como espectador y por lo tanto, de alguna manera, vuelve
imaginativo al público más que en ninguna otra obra porque debe reponer las imágenes que “no vemos” peros si
sentimos y apreciamos, en la sala adaptada a esta propuesta del espacio Konex del Abasto. Como en la Antigüedad lo hacían los sabios cuando la verdad no se podía ver y había que imaginarla o adivinarla y eso a su vez era sinónimo de sabiduría.
No se pueden perder esta experiencia que es más que una obra de teatro porque lo que propone el grupo Teatro Ciego Argentino es otra cosa. Desde el comienzo, en la antesala, es necesario desconectarse de todos los
equipos celulares y vivir la experiencia como lo viven día a día aquellas
personas no videntes. Es decir, además de ser una adaptación libre, lúcida, que
se toma muchas licencias con respecto a la obra de teatro original de Arlt, esta propuesta tiene como objetivo que el espectador se ponga en el lugar del otro, es
decir, que suceda lo que Aristóteles llamaría “mimesis” o para volverlo mas
coloquial: tratar de experimentar más de una emoción y sensación e identificarse con el otro, en esta hora
que dura el destacado espectáculo que ya lleva una década en cartel.
Es un grupo de teatro conformado por interpretes videntes y
no videntes. La propuesta busca, como sus mismos creadores lo presentan, poner
en jaque a la vista, la tan mal llamada "madre" de los sentidos, para destacar otros sentidos y sensaciones:
el olfato, el oído, el tacto, las emociones. Y sin
lugar a dudas la imaginación. Así como leer la obra de teatro dispara
imaginarios varios como por ejemplo preguntarse: ¿Cómo seria la voz de la
oficinista Maria? ¿Cómo hablaría el jefe? ¿Qué ruidos se escucharían de fondo en la oficina? o ¿Cómo huele y qué sonidos hay en esa isla que cuenta el viajero - en esta puesta - devenido
cordobés?
Lo interesante de la propuesta es que más que en ninguna
otra obra el espectador es invadido o invitado por estímulos que lo llevan por
distintos caminos. Está sentado en una silla y es guiado en todo momento y
contenido por el equipo de producción, pero sin embargo en este espectáculo, se
viaja, se siente. El espectador visita otros mundos, como en la literatura. No se pueden perder esta obra, los que aun no la hayan
visto.
Además en vacaciones de invierno se suma una especial adaptación
para chicos –creada por el mismo grupo – del maravilloso libro “Cuentos de la
selva” que Horacio Quiroga escribiera por 1918 e invita a los más pequeños y
porque no a los adultos a adentrarse en este universo también plagado de
sensaciones.Dirigida por Laura Cuffini.
Dejen de lado, por un momento, el cine 4D y los estímulos
que no logran conmover ni estimular como lo hacen estas obras de teatro de una composición artística,
artesanal y con un espíritu de integración que nos involucra a todos.
Consultar los horarios de funciones en :
info@teatrociegoargentino.com
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