Por Darío Cortés.
El libro best seller del autor
británico Mark Haddon que se publicó en 2004, se convirtió en una exitosa obra
de teatro en Londres ganadora de siete Premios Olivier. Tres años después llegó
a Broadway y fue la estrella de los Tony obteniendo cinco galardones, entre
otros notables Premios (Drama Desk u Outer Critics Circle). Además de presentarse
en varios países como México, España y Perú con un éxito arrollador en público
y crítica, la obra se sigue presentando con la misma repercusión en Buenos Aires
en el Teatro MAIPO, en una de las mejores versiones en español que no podés
dejar pasar.
LA
HISTORIA Y LA PUESTA EN BUENOS AIRES
La obra se sitúa en Swindon,
una gran ciudad del suroeste de Inglaterra desde la que se puede ver las
estrellas durante la noche: este hecho afecta al desarrollo de la trama, crea imágenes
estelares y constelaciones varias de acuerdo a los giros que marca la escena y
crean un fondo de escena omnipresente, onírico y bello que logra el súmmun
cuando el personaje central “viaja” al espacio.
El protagonista es Christopher Boone (interpretado por el deslumbrante Iñaki Aldao), tiene 15 años y va a una escuela para estudiantes con necesidades especiales (una definición que al personaje no le gusta). Christopher sufre el síndrome de Asperger, una problemática que se suele nombrar demasiado pero poco se sabe en realidad. El síndrome de Asperger (SA) es un trastorno neurobiológico, conjunto de características mentales y de conducta que forma parte de los trastornos del espectro autista, nombrado así por Hans Asperger, médico austríaco. La persona afectada muestra dificultades, de gravedad variable, en la interacción social y en la comunicación, así como actividades e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas y en muchos casos estereotípicas o fenómenos aislados como destacarse en una ciencia exacta. Cada paciente presenta alteraciones particulares en su desarrollo y Cristopher es uno de ellos.
La obra hace bello lo más que duele: un hijo que sufre un síndrome complejo,
una madre ausente, un padre aplastado por la rutina, la depresión y el no saber
“ya que más hacer” en un rol que desempeña con eficacia Pablo Alarcón. El delicado trabajo de composición de la inconstante
madre es interpretado por Melania Lenoir,
un papel difícil que la actriz logra bordar con sutilezas aunque el
personaje esté a un paso del estereotipo. Se destaca Andrea Lovera aportando humor a breves composiciones, desdoblándose
en la vecina que sufre el accidente de su perro y en la directora del colegio y
en cada breve creación parece otra. Adriana Aizemberg compone a la vecina
que parece resultarle más agradable al adolescente Cristopher, la actriz tiene
pocos momentos para demostrar con sutileza una composición entrañable y difícil,
pero lo logra.El protagonista es Christopher Boone (interpretado por el deslumbrante Iñaki Aldao), tiene 15 años y va a una escuela para estudiantes con necesidades especiales (una definición que al personaje no le gusta). Christopher sufre el síndrome de Asperger, una problemática que se suele nombrar demasiado pero poco se sabe en realidad. El síndrome de Asperger (SA) es un trastorno neurobiológico, conjunto de características mentales y de conducta que forma parte de los trastornos del espectro autista, nombrado así por Hans Asperger, médico austríaco. La persona afectada muestra dificultades, de gravedad variable, en la interacción social y en la comunicación, así como actividades e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas y en muchos casos estereotípicas o fenómenos aislados como destacarse en una ciencia exacta. Cada paciente presenta alteraciones particulares en su desarrollo y Cristopher es uno de ellos.
La obra es un destacado espectáculo que oscila entre el teatro intimista y el desparpajo, la espectacularidad, pero en vez de volverlo un defecto, este mix se vuelve una virtud y lo convierte en una obra distinta y brillante. Singular y diferente. Una historia diversa contada con recursos varios, que llega a buen puerto y emociona. Si se tiene en cuenta el libro original también funciona de esta manera, no es una narración lineal, hay anotaciones, intertextualidades, dibujos y mapas. Recursos que también aparecen en la versión teatral como hecho escénico, como proyección, como escena insertada, efecto o elemento mapping.
¿QUIEN ES CRISTOPHER?
El centro de la obra es Cristopher,
sabio para las matemáticas, con memoria fotográfica, extremadamente observador
y patológicamente incapaz de decir mentiras. Sin embargo tiene dificultades
para entender el comportamiento humano, las expresiones y las relaciones. Tiene
una rata como mascota que se llama Toby y a la que le confiesa más de una
angustia y mas de un secreto, como la correspondencia secreta con su ausente madre.
Anota cada una de las situaciones, pensamientos y vivencias en un diario. En la
puesta de Buenos Aires ese diario es leído e interpretado por la encargada de
llevar este montaje local de la obra, Carla
Calabrese, que en la puesta funciona como una narradora fundamental, como
una de las maestras integradoras de Christopher o como la voz “espejo” del
protagonista. Se desempeña en su rol con
dulzura y con una mirada de espectador. Es decir, no puede intervenir en las
acciones del personaje central, acompaña, narra, sueña y se sumerge en el mundo
del adolescente que mira la vida con ojos atípicos.
Christopher tiene muchos rasgos
que lo diferencian de los demás debido a su percepción del mundo. Es incapaz de
reconocer y comprender las expresiones faciales, aparte de las de felicidad y
tristeza porque se las han explicado, y tiene dificultades para entender las
metáforas y los chistes. Le gustan las cosas concretas, las listas y los
hechos, tiene miedo de los extraños y de los lugares desconocidos, y su sueño
favorito es aquel en el que toda la gente "normal" (aquellos que no
son como él) están muertos y él tiene libertad de ser como es sin gente que lo
moleste. Además de esto, es muy sensible a la información y a los estímulos.
Por esta razón grita y reacciona con violencia cuando la gente lo toca. Sin
embargo no tiene problemas para apretar la punta de los dedos contra los de sus
padres en gesto de amor. Se enrosca y gruñe para protegerse del exceso de ruido
y de información.
El adolescente protagonista
odia el color amarillo y el marrón, mientras que le encanta el rojo. Esto le
lleva a utilizar colorantes rojos para la comida marrón y amarilla. Tampoco
puede comer dos tipos diferentes de comida si se tocan en el plato. No le gusta
consumir comida de sitios extraños ni que se cambien de posición los muebles.
Hasta la mitad de la obra
podemos conocer al protagonista y a los personajes secundarios pero hay una
carencia que le duele a Cristopher y es: ¿Qué pasó con su madre?. Con más de un
guiño a las tramas de ficciones policiales de espías y detectives como las de Sir
Arthur Conan Doyle, Agatha Christie o Edgar Allan Poe, el personaje decide
seguir un objetivo y salir de su zona de confort para buscar a su madre, es
decir dentro del relato dramático el accidente del perro es un disparador para
que Cristopher salga a buscar afuera posiblemente una explicación para lo que
sucede en su interior.
LO
QUE DEJA EL RELATO
El espectáculo en un relato de
autosuperación, con un subrayado mensaje motivacional en su transposición al
teatro. La propuesta mira hacia el mega show y la construcción concreta, abstracta y metafórica de las imágenes y
escenas que recrea y sugiere el libro. El curioso incidente del perro a
medianoche es una oportunidad para ver un espectáculo con la tecnología y el
despliegue de producción que tienen las grandes obras de Broadway. La puesta tiene
proyecciones, mapping, efectos especiales y coreografías para reconstruir diferentes
locaciones, que le dan un gran dinamismo y rompen la cuarta pared con el público
y crea más de una convención teatral. Bailarines que pueden representar el caos
de una ciudad atestada de gente o pueden ser una fuerza que eleva al
protagonista a caminar por calles vacías, o lo empujan a enfrentar situaciones nuevas.
La forma en que se construyen estos momentos es el gran hallazgo de la pieza y
el diseño coreográfico está a cargo del joven talentoso y brillante Agustín Pérez Costa.
Los artistas son fondo, son escenografía y son elemento fundamental de la interpretación en todas sus posibilidades, los intérpretes se desdoblan en varios personajes y todo está puesto en función de que el show brille, emocione y entretenga con más de un momento que genera comicidad. La emoción de la obra es sostenida, es un nudo en la garganta. Se mantiene lo interesante que propone el libro y la esencia del relato.
Los artistas son fondo, son escenografía y son elemento fundamental de la interpretación en todas sus posibilidades, los intérpretes se desdoblan en varios personajes y todo está puesto en función de que el show brille, emocione y entretenga con más de un momento que genera comicidad. La emoción de la obra es sostenida, es un nudo en la garganta. Se mantiene lo interesante que propone el libro y la esencia del relato.
Un recomendable espectáculo
para toda la familia, imperdible, novedoso y emocionante.
PRENSA:
BMZ Comunicaciones
PRENSA:
BMZ Comunicaciones
Funciones:
Jueves a sábado: 20.30 hs
Domingos: 19 hs
Domingos: 19 hs
Teatro:
Maipo, Esmeralda 443, CABA.
Maipo, Esmeralda 443, CABA.
Créditos:
ADAPTACIÓN: Simon Stephens
TRADUCCIÓN: Martín Morgenfeld
VERSIÓN: Carla Calabrese
AUTOR: Simón Stephens - Basado
en la novela de Mark Haddon
PRODUCCIÓN: The Stage Company
DIRECCIÓN: Carla Calabrese
DIRECCIÓN DE PRODUCCIÓN:
Sergio Albertoni
MÚSICA ORIGINAL: Lucas Crawley
DIRECTOR ASISTENTE: Sebastián
Prada
DIRECCIÓN DE ARTE Y
ESCENOGRAFÍA: Tadeo Jones
DESARROLLO DE VIDEO:
SETUP.VISUAL
CONTENIDOS GRÁFICOS: Giselle
Hauscarriaga
MAPPING Y TÉCNICA DE VIDEO:
Agustín Colli
PIXEL LED: Tomas Raimondo
DIRECCIÓN COREOGRÁFICA:
Agustín Pérez Costa
DIRECCIÓN TÉCNICA: Gonzalo
González
DIRECTORA DE VESTUARIO:
Silvana Morini
PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Sancho
Canestri - Nachi Bredeston