jueves, marzo 29, 2018

CINE | FLORIDA PROJECT, cuando la infancia duele




















Por Darío Cortés.

Hoy 29 de marzo se estrenó en Argentina el film dirigido por Sean Baker y protagonizado por Willem Dafoe que cala hondo en el espectador e interpela acerca de las infancias en riesgo.

“La providencia protege a los niños y a los idiotas”
Las aventuras de Huckleberry Finn (1884), Mark Twain.


Una madre ama a su hija, pero no es la madre perfecta ni la buena vecina de la morada. Vive con su hija de seis años en un hotel al que cada semana le cuesta pagar. El administrador es un hombre callado y silencioso que observa ese delicado vínculo de madre e hija y perdona los errores del dúo de inquilinas. Perdona los desastres que le ocasionan los ataques de furia de la madre y de la hija, tal vez porque es un personaje que entiende más de lo que puede intervenir.

En este film se presenta un verdadero y acertado relato independiente dentro del puñado de súper producciones y producciones nominadas a los últimos Oscar.

Por un lado está la destreza y habilidad de su director Sean Baker para retratar con realismo, humanidad y crudeza a criaturas excluidas, a individuos de los estratos desfavorecidos de la sociedad estadounidense y específicamente del estado de Florida, mundialmente conocido como el paraíso de la felicidad y los parques mágicos de atracciones, el aparente lugar más feliz del mundo. Por otro lado,  historias con esta valentía rara vez se ven representadas en ficciones con verosimilitud y conciencia social.

En Florida Project, su director y guionista hace foco en el desconocido y desolador submundo en el que algunas familias excluidas de un sistema social tratan de sobrevivir como pueden. Para comprender esta ficción en necesario saber un poco más sobre ese contexto: en USA está prohibido instalarse de forma permanente en uno de estos alojamientos que por las promociones que ofrecen son de los hospedajes más baratos, de modo que aquellos que no disponen de una vivienda fija deben deambular por estos hogares transitorios de habitación en habitación y de hotel en hotel. No se conocen datos oficiales pero muchas familias viven esta realidad.

Gran parte de la película se cuenta desde la perspectiva de Moonee (la protagonista y estrella de la historia, una jovencísima y brillante actriz Brooklynn Prince) una niña que no comprende del todo porque vive esa realidad con su madre. Luego aparece la segunda sorpresa del film: Bria Vinaite, quien interpreta a Halley, la joven y caótica madre de Moonee, un alma perdida que vive una constante huida hacia adelante y con una persistente amenaza de caída en picada hacia el desastre. Una madre inexperta que pareciera inspirada por algún relato de Charles Bukowski. Alrededor de este conmovedor y frágil vínculo se presentan personajes algo grotescos que conforman un escenario triste, un agujero de pobreza y escasa esperanza en un futuro mejor que el director consigue transformar en algo colorido, dinámico, hermoso e incluso cómico. El tercer acierto del logrado reparto es Willem Dafoe, que compone a Bobby, el gerente del hotel donde viven Moonee y su madre. Este agradecido papel, uno de los mejores de la carrera del experimentado actor le sumó una nominación al Óscar como mejor actor de reparto. No es para menos, el personaje se vuelve empático al espectador por su capacidad de paciencia frente al caos que le generan diariamente las protagonistas. En cuarto lugar, el grupo de amigos de Moonee o "chicos perdidos", como diría en Peter Pan J.M. Barrie, completan un elenco excelente.

Florida Project crea una  atmósfera absorbente, un universo artificial de habitaciones de hotel color rosa chicle llamado curiosamente “Magic Castle”, para contextualizar a seres excluidos que deambulan por restaurantes de comida chatarra, por tiendas de souvenirs atestadas de turistas o que pasean entre edificios aislados por carreteras de paso que transmiten una sensación de suciedad, soledad, huellas del consumismo y desesperanza por más que el director estéticamente nos muestre un diseño de arte admirablemente estético y un cuento por momentos con toques de humor.

Ernest Hemingway sostenía que Mark Twain estableció las bases de la literatura moderna estadounidense donde sus relatos se sumergen en un mundo reinado generalmente por niños intrépidos, traviesos y aventureros. Hay algunas características de Moonee, la adorable protagonista de Florida Project,  que recuerda a estos personajes concebidos por Twain, como Tom Sawyer o Huckleberry Finn. Así como para los personajes de Twain aun en los momentos ásperos siempre quedará la aventura y la fantasía, lo mismo sucede en el instante en que los policías y psicólogos denuncian la situación conflictiva entre la madre e hija e interviene la asistencia social. Al mismo tiempo que el film llega a su momento culmine, el personaje de Moonee se erige como una “niña revolucionaria” - como diría Twain - : “Siempre estoy del lado de los revolucionarios que actúan cuando se presentan condiciones opresoras e intolerables contra las cuales había que sublevarse” (1).

En este momento de la película es donde Moonee se revela y entiende que hay que huir, tal vez porque comprende que no queda otra escapatoria, tal vez porque “siempre nos quedará…”… Disney. Porque todos los niños tienen derecho a ser felices y a soñar. No lo dice quien escribe, lo dice la declaración sobre los derechos del niño. Y en el fondo es una película sobre una niña que intenta ser feliz y una madre sola y marginada que trata de compartir lo poco y nada que tiene con su adorable hija y disfrutar, al menos a lo lejos, de una buena comida cada tanto y de un show de fuegos artificiales que despierten la alegría escondida entre la aplastante realidad que viven a diario.


Créditos:
TÍTULO ORIGINAL: Florida Project (2018)
ACTORES: Willem Dafoe, Brooklynn Prince, Bria Vinaite. Valeria Cotto.
GENERO: Nominada al Oscar , Drama .
DIRECCION, GUIÓN Y PRODUCCIÓN: Sean Baker.
ORIGEN: Estados Unidos.
DURACION:  Minutos
CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas
FECHA DE ESTRENO: 29 de Marzo de 2018
FORMATOS: 2D.



Citado en Helen Scott (2000), The Mark Twain they didn’t teach us about in school






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